Prof. S. Sánchez, UGR
Tánger, 16 de septiembre
Dentro del Seminario "Educación y Cultura de Paz en Andalucia", que se celbró los días 15, 16 y 17 de septiembre de 2011, organizado en Tánger por el Proyecto de Excelencia Cultura de Paz en Andalucía; el profesor del Campus melillense, y delgado del rector de la Universidad de Granada habló sobre “Política educativa y cultura de paz”
Sebastián Sánchez entiende que debe darse un compromiso entre la comunidad científica, el ámbito educativo y la sociedad civil para fomentar una Cultura de Paz, a partir de la que construir modelos de sociedad justos y democráticos.
La Cultura de Paz puede entenderse como un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida, y sin duda la educación es el instrumento óptimo para construir esa Cultura de Paz[1].
El profesor de la Universidad de Granada es un estudioso sobre interculturalidad, y prolífico autor de interesantes publicaciones sobre el tema
Respecto al fomento de actitudes y cooperación en los currículos educativos, como contenidos en los ámbitos conceptuales e instrumentales, Sánchez reclama la formación del profesorado en valores y la necesidad de una convergencia de fines entre comunidad científica y práctica educativa, además de la necesidad de integrar esos y otros valores como ejes transversales a lo largo de los ciclos educativos, para conseguir el desarrollo integral de los alumnos y alumnas..
[…] se exige abordar en los contenidos educativos temas de fuerte demanda social que desarrollen tanto los aspectos intelectuales como los morales de los alumnos y alumnas de nuestras aulas. En definitiva, apostar por una formación integral desde los Proyectos Educativos y en la que deben intervenir todos los miembros de la comunidad educativa. […] Un centro puede priorizar los contenidos transversales que más se ajustan a sus necesidades, determinando qué tipo de actitudes quiere promover en todos los miembros de su comunidad educativa.[2]
Para ello habrá que modificar incluso, la estructura organizativa de cada centro, lo que le permitirá ir decidiendo la organización de los aprendizajes y las estrategias de intervención didáctica. En las posteriores programaciones de aula se incluirán ya los contenidos transversales, trabajándose los valores en unidades didácticas concretas; con mayor carga en los actitudinales porque:
[…] actitudes y valores (están) inequívocamente ligados a una dimensión ética que debe propiciar la autonomía moral de los alumnos y alumnas, […] (y) apelan a principios universales y fundamentales, como son la igualdad, la solidaridad, la justicia, la libertad o la salud.[3]
