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jueves, 24 de noviembre de 2011

- La situación de la educación en Marruecos.



La percepción de quien se acerca a las deterioradas aulas, y escucha a los desalentados profesores, es la de que la causa última de esta situación es la dejación institucional, la falta de voluntad por parte de las administraciones de educar realmente a las clases más desfavorecidas, de generalizar el acceso a la educación, de universalizar este derecho, de exigir el cumplimiento de este deber.

De poco sirve que Marruecos reafirme su compromiso para la realización de los Objetivos del Milenio, si no se coordinan esfuerzos e inversiones, y si estas no se acompañan o se obstaculiza la realización de campañas formativas.

Por otra parte, la calidad educativa de los centros públicos es preocupante, es cierto que se ha incrementado la inversión pública para aumentar el número de plazas, pero quienes se forman en el sistema educativo privado gozan de muchas más probabilidades de acceder a empleos de calidad; esto repercute en la falta de cohesión social, en la perpetuación de un sistema de desigualdad social.
Según el Ministerio de Educación Nacional, los niveles de escolarización experimentan un alza notable, gracias a la reestructuración del sistema educativo emprendida a partir de septiembre de 1990; en dos períodos: Enseñanza Fundamental y Enseñanza Secundaria; realizándose importantes esfuerzos a todos los niveles. [1]

Se observan diferencias entre los niveles de escolarización de las zonas rurales respecto a las urbanas, de los niños respecto de las niñas; siendo la cima del problema el absentismo, el abandono del sistema y el analfabetismo.

El 44% de la población adulta no sabe leer ni escribir, y por sexos, entre las mujeres mayores de 15 años el analfabetismo asciende al 56,8%, mientras que en el caso de los hombres, la tasa baja hasta el 31,3%. La cifra de alumnos escolarizados en la enseñanza primaria ha superado los 4 millones, un 92% en primaria, pero en secundaria la continuidad solo abarca a uno de cada tres alumnos.


Las niñas son apartadas del sistema educativo al alcanzar la pubertad, lo que significa que la tasa combinada de ciclos sea del 62% para chicos y del 55% para las chicas.[2]


La precariedad económica de las familias incide en el abandono precoz de los niños, mientras que sobre las niñas pesan más factores culturales. Esta situación negligente que impide alcanzar los niveles normales de enseñanza, repercute en que según el PNUD, Marruecos se encuentre a una distancia de 15 años respecto a vecinos como Túnez o Argelia.

Según un estudio llevado a cabo por el exministro de educación, Rachid Belmokthar, la clase alta se ha beneficiado de la gratuidad de la enseñanza secundaria e universitaria en un 65 por ciento, mientras que las clases desfavorecidas en un 5,5 por ciento. A partir de ahora [1999], las becas de estudios se atribuirán únicamente en razón de los resultados académicos de los alumnos de clases desfavorecidas.[3]

Los cambios previstos por las reestructuraciones del sistema educativo incluirán la implementación de un sistema de pago que obligue a contribuir al mantenimiento de la educación secundaria y universitaria, por parte de clases más favorecidas de la sociedad.
Junto a los señalados, persisten los problemas de pérdida de calidad, de coherencia y actualización de contenidos y de métodos, de capacitación y motivación de los profesores y de los valores transmitidos en la escuela. Así circunstancias como la pervivencia del sexismo, la dificultad de los accesos y vías de comunicación, el trabajo infantil o la precariedad económica, influyen en la lenta consecución del incremento del porcentaje previsto.





[1] http://www.rdh50.ma/esp/docsynthese_esp.pdf
 
[2] Fuente: Marruecos, manual del participante. ACPP
 
[3] http://www.negociomarruecos.com/formacion.aspx


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