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sábado, 15 de octubre de 2011

- IDENTIDAD Y CULTURAS. Museo de las Culturas, Arqueología e Historia, Sefardí y Bereber. Melilla.



He visitado en Melilla el Museo de las Culturas, Arqueología e Historia, Sefardí y Bereber. La intención es buena pero el recorrido cultural escaso. Los fondos que he visto no son exactamente los que aparecen en el vídeo.

Las fotografías recogen exponentes de la cultura bereber y judía -aunque capítulo aparte merecerá la presencia de esta etnia en la ciudad-. Bereber es el conjunto de tribus autóctonas del Rif marroquí que hoy conservan su lengua, el tamazigh.









En las fotografías: paneles explicativos, tienda bereber tradicional, vestimenta judía para la celebración de Bar Mitzvah, joyas bereberes.


La cultura consiste en crear mediaciones con la realidad, tanto reales como simbólicas, en la intención que Molière reconoció como “la virtud sociable". Sin embargo ,en el actual estadio de globalización, identidad y cultura viven un proceso simbiótico cuando no mutuamente alienante. Esta situación requiere una reflexión, porque lo identitario debe alimentarse de lo cultural.

Los encuentros con personas de otras culturas inician procesos enriquecedores de la identidad, transformadores de la misma donde valores y costumbres se entretejen, modificándose con lo que los demás nos aportan, sin impedir identificarnos con nuestra cultura de origen; apoyando la construcción de una identidad individual y colectiva desde las escuelas, el barrio, el asociacionismo, etc...
[1]

Identidad como criterio intersubjetivo supone ser reconocido como un tipo concreto de persona en un determinado contexto; además de conformar el autoconcepto desde lo que se recibe del entorno. Identidad remite inmediatamente a la idea de diversidad. Pero al tiempo, es lo que nos permite reconocernos y entendernos como realidad construída, como una trayectoria biológica. La Identidad es también un concepto subjetivo.

Manuel Castells
[2] viene a decir que los individuos utilizan en su construcción identitaria su realidad biológica, histórica, institucional; tanto lo simbólico como la memoria colectiva, tanto las relaciones de poder como las religiosas y otras más; procesando el material resultante y dotándolo de sentido.

Pero “lo esencial es cómo, desde qué, por quién y por qué”, puesto que se trata de un proceso dialógico e interactuante con los demás.

Por lo que respecta a la cultura, se asiste en la actualidad a fenómenos que en ocasiones se solapan y otras convergen teniendo como marco la globalización. Entendiendo la cultura como la construcción conjunta de significados articulados y asumidos socialmente, la globalización actúa sobre las culturas con una propensión homogeneizadora, que resulta amenazante para las identidades colectivas de las culturas tradicionales.

Por lo tanto, concurre la construcción imparable una cultura dominante que absorbe la heterogeneidad y es común a todas; junto a la yuxtaposición de culturas, interactuando para sobrevivir a esa dominante. También la globalización permite un cierto “mestizaje cultural”: científico, artístico, tecnológico, etc...

H. Arendt entendió, esa cultura global, como una forma de totalitarismo cultural cuando se presenta como única opción.

Su legitimación habría de pasar por el voluntarismo de un acceso realmente incondicionado, como resultado de la elección crítica ante la pluralidad de alternativas; elección que implica un marco homólogo de valores que provea de condiciones de dignidad imprescindibles, ampliando una ética de mínimos.

Hay algo más que una identidad transcultural que parece que en ocasiones no traspasara más límites que aquellos que impone o permite la red, valores compartidos, pero de difícil realización –como puso de manifiesto la “primavera árabe”-.
Además, como advierte A. Touraine, las culturas van siendo sustituidas por los mercados y las identidades. Las culturas se caracterizan por su autotransformación constante y en la situación actual -globalización- surge con fuerza el concepto de identidad.


 





[1] “Diagnóstico de la identidad cultural en las escuelas multiculturales e intervención educativa.” Encarnación Soriano Ayala. En La interculturalidad como factor de calidad educativa. – (2005) Encarnación Soriano Ayala (coord.). - Madrid: La Muralla.
[2] CASTELLS, M. (1997) El poder de la identidad. Madrid: Alianza Editorial, volumen 2º de La era de la información economía, sociedad y cultura.

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